martes, 10 de julio de 2007

Ratnasambhava: el Buda del Sur...


Ratnasambhava: el Buda del Sur...


La Joya que concede Deseos en el Sur del Mándala...


El mandala de los 5 Budas: Ratnasambhava es el Buda amarillo a la izquierda. (En los mandalas el sur se representa a la izquierda)
El sol esta subiendo en lo alto. Es el momento de viajar rodeando él mándala, siguiendo el sol, para llegar al reino del Sur del mándala. Para arribar a la Puerta Sur tienes que cruzar un gran desierto. Comienzas tu viaje con un sirviente, un aborigen. Al principio hay árboles y arbustos, luego nada, solo arena. El viento del desierto apila la arena creando formas extraordinarias. Hay ondulaciones de arena, fortalezas de arena, estatuas de arena, entre bancos de arena hay ríos de arenas. El sol brilla e irradia de esta arena. El tiempo pasa, el sol parece estar aun colgado directamente sobre nuestras cabezas. A veces en la distancia pasan manadas de caballos salvajes relinchando. Se esta poniendo muy caluroso y muy seco. Recuerdas anécdotas de gente perdida en el desierto. Comienzas a sentirte como si estuvieras hecho de arena. Esta en tus dientes, en tu cabello, la arena té esta cubriendo todo.
El sirviente te ofrece sugerencias. Tu no escuchas, tu tienes tu propia brújula y mapa, y quizás eres muy orgulloso para aceptar consejos. Tu estas explorando para encontrar joyas. No, no joyas, solo una joya. Cuando dejaste el reino del Este te dijeron que en el Sur encontrarías la “joya que concede deseos”, una joya que, como la lámpara de Aladino, te otorgaría todo lo que desearas. Es un regalo de Ratnasambhava, el Buda del Sur, cuyo nombre significa “nacido de una joya" (o “Productor de Joyas”). Sigues andando. De vez en cuando ves algo personificado en un lugar o una persona que crees va a satisfacer tus deseos, pero todo ellos se convierten en espejismos.
Finalmente no queda nada. Estas perdido. Ni siquiera estas más cerca del palacio de Ratnasambhava. Tu sirviente continua caminando sin dificultades a tu lado, de vez en cuando lanza ansiosamente una mirada en tu dirección. Él se ve despreocupado y sin prisa. Tu te tragas tu orgullo, lo único que aun puedes tragar, y le preguntas si él sabe donde está, donde encontrar la “joya que concede deseos”. Él te mira sorprendido. ¿No lo sabías?. Tu te veías tan seguro de ti mismo que él había asumido que tú ya lo sabías, ¿pero entonces porque más te expondrías a ti mismo a tanto sufrimiento?. ¿La “joya que concede deseos”?. Y porque él te la daría a ti. Tu sirviente recoge un grano de arena y con mucho cuidado lo pone en la palma de tu mano.
¿Es esto una broma? ¿Pudo ser que haya cogido un grano en particular entre todos los otros granos de arena?. No. El grano de arena resplandece al sol sobre la palma de tu mano. Te sientes ridículo pedirle a un grano de arena que te conceda los deseos de tu corazón. Mientras tanto, tu sirviente té esta mirando expectante. No tienes nada que perder. Tu pides un deseo, el de poder entrar al reino Sur del mándala, Śrimat (en sánscrito), conocida como “la gloriosa”.
Mismidad e Igualdad
Entrando imaginativamente al reino de Ratnasambhava (en Tibetano Gyalwa Rinjung) deberíamos formarnos una idea del tipo especial sabiduría que él personifica. Él transforma orgullo en samatajnana, la Sabiduría de la Mismidad. Después de la aguda claridad del amanecer de Akshobya, todo se mezcla en la bruma del mediodía, que es la hora del día asociado con Rarnasambhava. Su luz brillante suaviza los bordes del paisaje, todo es mielizado por su radiación dorada. Su Sabiduría rescata los factores comunes de la experiencia. Ve todo los aspectos de la vida, todas las miríadas de formas que toma, como marcado por shunyata, todo carece de existencia inherente por igual. También ve “la humanidad común” en todos los hombres y mujeres, aprecia a todos ellos por igual. Por lo tanto Ratnashambhava esta particularmente asociado con el reino humano de la Rueda de la Vida.

Un imagen antigua de Ratnasambhava:


También conocido como el “Nacido de la Joya”, el nombre de Ratnasambhava puede aun traducirse como el que “Produce Joyas”. Él esta asociado con la riqueza, y a veces es descrito como el Buda del Dar. Siendo infinitamente rico, el no hace distinciones de valor, dando libremente a todos. Todos los seres son igualmente preciosos. Después de todo, Ratnasambhava esta asociado con el elemento tierra, y la tierra es un gran nivelador. Cualquiera sea tu posición social, cualquiera sea tu raza o sexo, y aun cualquiera sea nuestra forma de vida, todos estamos hechos de la misma arcilla. La luz solar dorada de Ratnasambhava brilla igualmente sobre un palacio que sobre un pila de excrementos. Al contactar su Sabiduría desarrollamos solidaridad hacia todas las formas de vida.
Las cualidades de Ratnasambhava no traen a la mente numerosas imágenes las cuales sugieren que el orgullo ha sido nivelado, y afirman lo que toda la vida tiene en común. Hay un soneto de Shelley, Ozymandias, en el cual él encuentra un viajero que le cuenta de su hallazgo de los restos de una gran estatua in el desierto. La inscripción en el pedestal lee:
"Mi nombre es Ozymandias, y soy el rey de reyes.Vosotros seres poderosos, ¡mirad mi obra y desesperad!"
La estatua esta en ruina total. El viajero irónicamente observa:
Nada queda a su lado. Más allá de las ruinasde este enorme naufragio, desnudas e infinitas,solitarias y llanas se extienden las arenas.
Yo creo lo mismo del aviador francés, Antoine de Saint-Exupéry. Después de su choque aterrizando en el Sahara, él y su mecánico caminaron por días, desesperados por agua, y viendo espejismos. Finalmente en la distancia los dos vieron signos de una caravana. Un beduino apareció en la distancia. Él no estaba mirando en su dirección, y ellos estaban demasiado lejos para gritar. Ellos sabían que si el árabe giraba la cabeza 45 grados sobrevirian; si no morirían. Lentamente él lo hizo, él los vio. Les dio agua, y Saint-Exupéry describe sus sentimientos de toda la vida para por aquel árabe sin nombre, quien no era nadie especial, solo otro ser humano, un compañero de viaje a través de la vida.
Luego también tenemos el mito de Midas. El rey Midas es una triste caricatura de Ratnasambhava. Él también esta asociado con la riqueza y la igualdad. Todo lo que él toca se convierte en oro. Sin embargo, él destruye la humanidad de las cosas; incluso su familia y comida se convierte en oro cuando la toca. Su avaricia lo aparta del reino humano. Su poder de riqueza se convierte en un tormento para él.
Con la Sabiduría de la Mismidad desarrollamos ecuanimidad. Experimentamos “los Ocho Vientos (vicisitudes) Mundanos” (Ganancia/Perdida, Fama/Descrédito, Elogio/Culpabilidad, Felicidad/Aflicción) como iguales, dándonos cuenta que el perseguir uno nos dejará abierto al otro. Al mismo tiempo que aprendemos a tratar cada uno de estos “impostores gemelos” con calma imparcial, estos pierden su efecto sobre nosotros. Nos convertimos como la tierra, que recibe a todos igualmente. Solo podemos hacer esto si cesamos de relacionarnos con las cosas personalmente, viendo sus ventajas y desventajas para con nosotros. Para hacer esto necesitamos encontrar un aspecto más de la Mismidad: la igualdad entre nosotros y los demás. La Sabiduría de la Mismidad no es una cuestión fría que Surge de la justicia igualitaria. Es una fuerte identificación positiva con toda la vida. La luz dorada de Ratnasambhava disuelve los bordes de uno y el otro. Cuando estos desaparecen, todo nuestro sentido de propiedad y posesión se desvanecen. De esta manera compartes con los demás, sin siquiera sentir que estas dando, porque el acto dar requiere de un “uno” que da y de “otros” que reciben.


La mentalidad Exuberante y la Riqueza:


En la tradición Budista, fuera del mándala de los cinco Budas, Ratnasambhava no ha tenido mucha importancia hasta ahora. Mientras que figuras como Amitabha y Vairochona son conocidos en todo el norte de Asia, y tienen devotos y saddhanas desconectadas con su aparición en el mándala, el culto de devoción a Ratanasambhava aun no ha florecido. De todas maneras, con el establecimiento del Budismo en occidente hay varias razones para pensar que le ha llegado su momento. Posee una constelación de cualidades y asociaciones las cuales pueden atraer mucho a la gente en la sociedad moderna e industrializada.
Ya hemos mencionado su asociación con la riqueza y la opulencia. Su emblema es la joya, y él es la cabeza de la familia Ratna (o joya).Con su gesto del dar supremo (el mudra varada), palma de la mano abierta hacia arriba, baña el mundo con cosas preciosas. Para gente con una fuerte actitud materialista y consumista él ofrece una actitud familiar y una salida atractiva hacia el Dharma.


Imagen de Jambhala :


Este símbolo de riqueza y opulencia esta enfatizado en la figura de Jambhala (en tibetano Dzambhala), quien es un miembro del sequito de Ratnasambhava y de la familia Joya. En algunas áreas del Budismo en el este, Jambhala ha sido popularmente considerado como un dios de la opulencia. Él es usualmente descrito como una gran, incluso portentosa figura que tiene la apariencia de un prospero mercader. En su mano izquierda sostiene una mangosta, al cual exprime. Mientras hace esto, de la boca de esta criatura se derraman joyas. No es para nada desconocido el hecho de alguna gente hace meditaciones sobre Jambhala para así encontrar ayuda en sus dificultades financieras. Personalmente, estoy preparado para creer que su magia funciona.
Sin embargo, te estarás preguntando que tiene esto que ver con el Budismo. Jambhala es un Bodhisattva, un ser espiritual altamente avanzado, Ratnasambhava es un Buda completamente iluminado. Dentro su práctica hay mucho mas que la mera posibilidad de hacerse rico en el mercado de valores. Entonces, vamos a mirar los diferentes niveles en los que el simbolismo de la riqueza puede ser entendido.
En el nivel más básico, un Buda o Bodhisattva quiere mitigar el sufrimiento de la gente, incluso el sufrimiento diario. Por lo tanto, si la riqueza los hará feliz temporalmente, entonces que les sean dadas riquezas. En “La Marcha hacia la Luz”, (Bodhicharyavatara en Sánscrito) el gran poeta Budista Shantideva dice: “Para todas las criaturas, yo seré una linterna para aquellos que desean una linterna, seré una cama para aquellos que deseen una cama, un esclavo para aquellos que desean un esclavo” .
De todas maneras, cuando meditamos sobre Ratnasambhava uno puede obtener algo de su abundancia espiritual, él es muy generoso con ella. Morando en su figura amarilla brillante, con una joya en una de sus manos y el mudra de la generosidad en la otra, uno comienza sentir dentro de uno mismo una sensación de gran expansividad. Los cambios esenciales vienen de Ratnasambhava, en niveles de incrementos sutiles a medida que profundizamos en nuestra meditación, es el efecto de moverse desde la pobreza mental a la riqueza mental.
Muy a menudo estamos preocupados con la sensación de carencia de nuestras vidas. No tenemos suficiente dinero, no somos suficientemente atractivos, necesitamos una casa más grande, etc. etc. Una vez que emprendemos el camino espiritual, los demandantes alaridos de nuestros deseos físicos comienzan a apaciguarse. Estamos más preparados para vivir una vida más simple. Aun así, usualmente continuamos teniendo una sensación de carencia, ahora transferida al plano espiritual. Esto es lo que Chogyam Trungpa Rimpoche llama “materialismo espiritual”. Con esta sensación de carencia, vamos en búsqueda de meditaciones más gozosas, un guru más famoso, una enseñanza más poderosa.
Estamos buscando satisfacción en el lugar equivocado. Conducidos con una sensación de pobreza interior para encontrar riquezas externas que puedan llenarnos. La meditación sobre Ratnasambhava cambia este sentimiento. Lo vemos como derramando interminablemente su riqueza espiritual sobre el universo, sin pensar por un momento en que se va a quedar corto de reservas. Él es el benefactor inacansable, protector, filántropo, anfitrión. Dado que su fuente de riqueza es la iluminación incondicionada, él tiene acceso un reservorio de energía espiritual infinito. Así la idea de ser prudente, de atesorar lo que tiene, de racionalizar y determinar prioridades, es algo que jamás ocurre en su tierra pura, Śrimat. Todo en su reino fluye en abundancia. Él es rico “más allá de los sueños de la avaricia”.
A través del desarrollo del sendero de Ratnasambhava dejamos rápidamente de sentir carencia material. Nos damos cuenta que el elevado mundo de lo espiritual puede darnos una interminable satisfacción que un Mercedes y penthouse jamás podrían. Nuestra propia mente es una fuente de inextinguible riquezas. Mientras continuamos desarrollándonos seguimos excavando dentro de nosotros mismos, y de los minerales de nuestras experiencias directas fundimos más y más preciosas cualidades.
Orgullo, Humildad, y el Sendero hacia el Reino Humano
El simbolismo de la joya (ratna en sánscrito, rinchen en Tibetano) en el Budismo es extremadamente rico. Lo que inmediatamente trae a la mente son las Tres Joyas, las tres cosas más preciosas sostenidas por el Budismo: el Buda, el Dharma y la Sangha. Es por el compromiso de centrar estas tres joyas alrededor de tu vida, en la ceremonia de Ir al Refugio, que uno se convierte en Budista, y formalmente comienza el sendero de la iluminación. Al Ir a Refugio tú pones las Tres Joyas en el centro del mándala de tu vida, hasta que su luz penetra y transforma cada parte.
De todas maneras, aunque la fe en las Tres Joyas es crucial para cualquier progreso a lo largo de sendero espiritual, hay una cuarta joya en la que necesitamos tener fe. Esa joya es nosotros mismos. Tenemos que creer que esta particular masa de carbono que somos en el presente puede ser transformada en un diamante espiritual.
Puede ser bastante fácil apreciar las hermosas cualidades de las Tres Joyas: el amarillo oro de la joya del Buda, el profundo azul de la joya del Dharma y el rojo rubí de la joya de la Sangha. Pero si nos vemos a nosotros mismo imposibles transformar nuestros Ir a Refugio se convierte en un juego. Admiramos las Tres Joyas desde lejos, y hacemos pruebas esforzándonos en pegar algo de oropel sobre nosotros mismos pretendiendo que nos estamos haciendo más brillantes. Aunque, en realidad, muy poco esta sucediendo.
Como vimos anteriormente, el veneno asociado con Ratnasambhava es el orgullo. Sin embargo, el orgullo es un lado de una dualidad de la cual el otro esta siempre presente. Donde hay orgullo y sentimientos de sobre evaluación consciente de ti mismo, escondido en el sótano de tu psique hay una buena porción de inseguridad. De un modo similar, bien escondido detrás de cada Uriah Heep hay usualmente un egoísta. El samatajnana de Ratnasambhava, su Sabiduría de la Mismidad, es que si actuamos con un estatus alto o uno bajo el resultado es el mismo. Estamos aun demasiado preocupados por nosotros mismos.
El también nos muestra la salida. No es posible dar verdaderamente sin tener conciencia de los otros y él es supremamente generoso. Dar te lleva más allá de ti mismo, involucra ver las necesidades de los demás, que es lo que satisfaría esas necesidades. A través de nuestra conciencia de los demás entramos en el reino de los humanos, el cual hemos visto es el reino de la Rueda de la Vida que Ratnasambhava preside.
El reino humano es el reino de la cooperación. Aquí relacionándote con los demás, no sientes más el aislamiento del orgullo. Es el único reino en el cual puedes sentir el apoyo de los demás, y por lo tanto puedes escapar de ambos el orgullo y de la falta de autoestima. Es también el único reino donde uno puede empatizar con los demás. Empatizando con los demás, te haces rico en sus riquezas. Así que este es el mundo de “regocijo de los meritos”, apreciando las buenas cualidades de los otros y regocijándonos en su felicidad, de la cual Ratnasambhava parece ser su protector.
Cultura y Belleza

Una pintura china :


Otra razón por la cual Ratnasambhava es probable que se convierta en una figura popular en el Budismo Occidental es que se asocia con la apreciación estética. Sangharakshita lo caracteriza como el Buda de la Belleza. Este es un aspecto muy importante de la vida espiritual. Sabios y yoguis desde los tiempos del Buda en adelante han cantado canciones en apreciación de la belleza natural de los lugares donde vivieron y meditado. Todas las tradiciones budistas han tratado, cada una en su propio modo, de hacer altares, templos, y ermitas armoniosas y estéticas. Los templos Zen tienen su belleza espaciosa; los templos Tailandéses con sus formas limpias y pináculos dorados, los altares tibetanos con su profusión de imágenes y thangkas, a veces sobrecargado como una avalancha del mundo arquetípico en el mundo cotidiano.
Esta belleza y riqueza es más que una expresión de devoción a las Tres Joyas. La contemplación de la belleza tiene un efecto refinante y transformador sobre nuestras emociones, las cuales normalmente están ligadas a aquellas cosas muy básicas que queremos y necesitamos. No es fácil hacer un salto emocional del disfrute de estas satisfacciones relativamente ordinarias para obtener nuestro sustento emocional del reino de los Budas y Bodhisattvas. Necesitamos destetarnos gradualmente de una y aprender a nutrirnos con la otra. Aquí es donde la cultura, la apreciación de la belleza en la naturaleza y las artes tiene su lugar. A través de morar en la belleza natural, o en trabajos artísticos famosos como los de Shakespeare, Bach, Miguel Ángel, o Rafael, nuestras energías se hacen más refinadas. De ser un humano-animal, escalamos hacia le pico de los logros humanos desde donde es relativamente fácil hacer un salto profundo hacia el cielo de la conciencia Iluminada.
En casi todo el oriente, el Budismo a medida que se extendía no encontraba culturas desarrolladas. Solo en China encontró una sociedad que tenia un refinamiento artístico y literario. Usualmente el Budismo traía no solo su enseñanza del sendero de la sabiduría sino también cultura y aprendizaje. El arte y la cultura indígena, tales como eran, eran rápidamente reemplazada o incluida bajo formas Budistas.
Sin embargo, al venir a occidente, el Budismo esta encontrando una cultura cuyo desarrollo data de 2000 años atrás hasta la época de griega clásica. No es realmente practico para los occidentales ignorar sus raíces culturales y simplemente asumir una cultura oriental. Debe tomar lugar un dialogo, y puentes deberán ser construidos, entre el Budismo y la cultura occidental. Este proceso incluirá identificar los escritores y artistas occidentales cuyos trabajos tienen un vislumbre del Dharma dentro ellos. Por otro lado, la cultura occidental en si misma va a aprender del Budismo, y esto podría producir una nueva floración dentro de esta. Después de todo, el descubrimiento de la Grecia antigua trajo como consecuencia un renacimiento en el occidente. ¡Cuanto más grandes serán los logros de aquellos artistas, poetas, escultores y dramaturgos occidentales que respondan al descubrimiento del Dharma!. En todo esto, Ratnasambhava aparecerá derramando su fresca belleza e inspiración. Él dará sus joyas espirituales presidiendo nuevamente un renacimiento del espíritu humano como un Lorenzo de Medici iluminado.


Abundancia de Tiempo y Energía :


Ratnasambhava posee el antídoto al mal del mundo moderno occidental. La cada vez más feroz competencia en el trabajo y en el mercado, hace que para la gente en el mundo occidental encuentren muy difícil parar y relajar, y no hacer nada (sin encender la televisión). “Estamos demasiados ensimismados y preocupados para parar y mirar”. Encajonados entre rascacielos, nos perdemos las nubes y las estrellas. Sentados en una maraña de trafico, llegando tarde a nuestras citas, apenas si notamos lo que nos rodea. Aun así, la actitud de Ratnasambhava es la de súper abundancia, incluyendo la súper abundancia de tiempo. Él nos anima a tomar tiempo para experimentar el mundo alrededor nuestro, tratando de ver a través de los ojos de la sabiduría de igualdad. Y entonces tal vez podamos tener un poco de la visión de William Blake:
Ver el mundo en un grano de arena,Y un cielo en una flor silvestre,Sosteniendo el infinito en la palma de tu mano,Y la eternidad en una hora
Este exceso de tiempo guarda relación con el mundo de Ratnasambhava que es el de la creación artística. Desde el punto de vista de la supervivencia humana las artes son un lujo. Podríamos existir sin música, teatro, novelas o esculturas. Estas han tendido a florecer en épocas de riqueza y tiempo (incidentalmente, lo mismo es aplicable a la vida espiritual, la India en los tiempos del Buda era sociedad rica con un exceso con el cual podía alimentar miles de ascetas vagabundos y hombres sagrados.)
Ratnasambhava nos muestra el camino para abrirnos a un mundo más amplio. El mándala de nuestras vidas esta habitualmente limitado por la estrecha determinación de obtener lo que queremos. Perdemos la mayoría de nuestro tiempo atentos a cosas y gente solo en términos de su valor de uso, especialmente su utilidad para nosotros mismos. Por supuesto no podemos negar las practicalidades de la vida, tenemos que hacer cosas. Sin embargo, si queremos ser felices nuestras preocupaciones utilitarias deberían estar ubicadas en un lugar pequeño y no muy central de nuestro mándala personal. La mayor parte de nuestro mándala debería ser reservado para tener una apreciación estética de la vida, en la cual le damos valor a las cosas por lo realmente son en sí mismas.
La diferencia entre dos actitudes esta muy bien ejemplificada por la reacción de dos visitantes en Londres en los principios del siglo diecinueve. El poeta Wordsworth , de pie sobre el puente Westminster en una mañana temprano del verano de 1802, escribió un soneto famoso que comienza:
La tierra no tiene nada más hermoso;Opaca es el alma de aquel que no advierteLa vista conmovedora de su majestuosidad:
Una década después el Mariscal de campo prusiano Blucher, investigando la misma ciudad, estaba tan afectado que exclamo “¡qué botín!”.
Ratanasambhava nos anima a desarrollar más nuestra capacidad de apreciación estética de la vida. Una buena forma de trabajar con esto es regularmente tomar tiempo para contemplar algún tipo de belleza natural. Parte de las razones por las cuales la gente se relaja en los ambientes naturales, además del hecho de encontrarlos visualmente agradables y apacibles, es que no estimulan nuestra tendencia al utilitarismo. No puedes poseer una puesta de sol, solo puede apreciar su belleza y permitir que enriquezca tu espíritu.
Llevando esto aun más lejos, podemos asociar Ratnasambhava con la ecología y cuestiones relacionadas con el medio ambiente. Él tiene conexión con la tierra, la fertilidad y la floreciente abundancia de la vida. Además posee el antídoto para orgullo; es este irrazonable orgullo el que hace que la raza humana este causando un daño irreparable a nuestro bello planeta. Su sabiduría puede enseñarnos a apreciar estéticamente la tierra, en vez de estar constantemente buscando nuevas formas de explotarla.
La súper abundancia de Ratnasambhava nos lleva a asociarlo con otra cualidad que tiene conexión con la apreciación estética. Esa cualidad es la de tener una actitud lúdica, de jovialidad y gracia. Tener gracia, sentido del humor y una actitud lúdica es un signo de energía de extra, y de poseer una perspectiva más amplia que la necesaria para hacer lo que sé esta haciendo. Es creatividad sin un objeto en vista, mas allá de sí misma. Como tal es una celebración de la conciencia humana. La energía que derrama de Ratnasambhava, la ebullición de la vida espiritual, nos da una visión relajada, expansiva y abundante energía. A partir de esto podemos recrearnos sin necesitar una razón o justificación.

El caballo viento:


Algo de esta abundancia de energía esta simbolizada por el animal de Ratnasambhava, el caballo. El caballo es un animal que puede ser domado para ser dócil y obediente a los seres humanos. Pone toda su energía cruda bajo la dirección de la conciencia humana. En un nivel más profundo, el caballo es un símbolo de las energías sutiles dentro del cuerpo humano que pueden ponerse bajo control a través de la meditación. Este simbolismo es personificado en la figura de un caballo viento (en Tibetano lung ta). El caballo del viento es ilustrado en la iconografía Budista como un tipo de mensajero, un poco como Pegasus, el caballo alado de la mitología griega. Aunque no él no tiene alas el caballo del viento vuela a través del aire, llevando en su espalda la preciosa carga de la Tres Joyas.


La Joya que concede deseos :


Para cerrar este capitulo, necesitamos mirar una vez mas a la joya sostiene Ratnasambhava. Aunque puede ser relacionada a la apreciación de la belleza, y brindar la riqueza de las Tres Joyas al mundo, hay algo mas con respecto a este simbolismo. La joya que el Buda amarillo sostiene es una joya que concede deseos. En la mitología hindú encontramos muchos objetos que otorgan todos los deseos, hay un árbol de los deseos, e incluso una vaca que otorga deseos, pero la más importante de todas encontrada en la iconografía Budista es el la chintamani, la joya que te da todo lo puedas desear. En el Budismo se convirtió en el símbolo del Bodhichitta, que es la compasión que nos impulsa a ganar la Iluminación por el bien de todos los seres vivientes.
Es como si el Budismo dijera “toda tu vida has estado buscando realizarte, en el dinero, sexo, pareja, éxito y así sucesivamente. Tu intuición de que la completa felicidad es posible es correcta; solo que has estado buscando en el lugar equivocado, entre los fenómenos impermanentes. Lo que has estado buscando todo el tiempo, intuitivamente, es el Bodhichitta. Cuando tu tienes eso, lo tienes todo. Todos tus deseos serán cumplidos por esa experiencia. Shantideva en su libro “La Marcha hacia a Luz” (Bodhicaryavatara) compara la extraordinaria sensación de gozo y sorpresa que acompaña el Surgimiento del Bodhichitta con aquella que siente un hombre ciego al encontrar una joya preciosa en pila de estiércol.
Habiendo encontrado la verdadera joya, la experiencia de la compasión iluminada, nos sentiremos totalmente satisfechos. Luego lo único que vamos a querer es compartir la riqueza espiritual ilimitada que hemos encontrado. Entonces, la primera de las perfecciones, la práctica principal para quien el Bodhichitta ha Surgido, es generosidad. El o ella esta preparado en dar cualquier cosa para ayudar a los demás.
En alguna iniciaciones t ántricas aquellos que reciben la iniciación toman “el voto de Ratnasambhava”. Esta es una promesa de siempre dar cosas materiales, amistad, intrepidez y el Dharma a cualquiera que lo necesite. Algunos Bodhisattavas han dado todo lo que tenían, incluso la vida y miembros del cuerpo para ayudar a los otros. Al mismo tiempo, generosidad y altruismo, incluso en esta escala no se ve como una prueba terrible. El trabajo en el mundo del Bodhisattva es descrito como Lila ¡actitud lúdica, gracia y humor!. Esto porque el Bodshisattva, en quien ha surgido el Bodhichitta, no se engancha con las cosas. Todo lo que hace es natural y espontáneo. El Bodhisattva vive permanentemente dentro del “gran mándala”, mora todo el tiempo en él mándala de los cinco Budas. El o ella esta constantemente en contacto con Ratnasambhava, viviendo en su Tierra Pura.
Esta Tierra Pura, donde la sabiduría suprema de Ratnasambhava reina, tiene toda las características de la era dorada descripta en mitos y poesía. Sus habitantes son prósperos, ya que ellos pueden atraer indefinidamente de las riquezas espirituales de Ratnasambhava. Ellos viven una sociedad igualitaria, ya que todas las divisiones y distinciones se han derretido en su luz dorada. Ellos son inocentes de egoísmo y de la avidez y odio que este engendra. Son gráciles y joviales, con una constante espontaneidad de Bodhisattva. Ellos son creativos tanto artísticamente como espiritualmente, ya que ellos decoran sus alrededores y sus mentes con formas cada vez más atractivas y agradables.
Para entrar a la Tierra Pura, la Gloriosa, solo tienes que mirar en el impasible espejo de Akshobya. Mientras miras cuidadosamente la procesión de formas de vida que se reflejan en él, incluido tu mismo, llegas a entender que sus profundidades todo es lo mismo. Y entonces ya no tendrás miedo desaparecer por el hecho relajar tu limites o bordes. No vas a dejar de dar por temor a quedarte con nada. Con gozo te darás a ti mismo completamente. Luego encontraras que has ganado el mundo. Que has heredado la inextinguible riqueza de Ratnasambhava.

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